Siempre se puede más. Y más, y más, y más… pero nunca es suficiente porque crees que no llegas ni a ese punto de suficiencia.
De lo único que estás segura/o es de que no lo estás haciendo bien, que tienes que currar más y que no estás disfrutando nada. Y precisamente esto, hace que termines cogiéndole aversión, que cada vez te cueste más ponerte a hacer cualquier cosa y eso, a su vez, reafirme tus creencias de “no soy suficiente”.
Entramos en el bucle. Pero no, ¿tú cómo vas a ser una persona autoexigente? Si todo lo haces mal, lo tuyo es otra cosa. Que no curras bastante, que no eres capaz, cualquier otra. Pero no autoexigencia, que tú procrastinas.